BANDERAS DE VENEZUELA Y DE LA CAPITAL LA HABANA |
Imagínese al presidente Santos gobernando desde otro país, por ejemplo desde USA, por razón de alguna enfermedad u otra situación. Lo mínimo que pediría nuestra izquierda hirsuta sería la destitución, pero que Hugo Chávez gobierne a Venezuela desde La Habana parece ser lo más normal del mundo, al fin y al cabo tanto Chávez como los hermanos Castro Ruz han declarado que Cuba y Venezuela ahora son la misma vaina.
Y debe ser normal en tanto son los cubanos los que gobiernan en Caracas, los que manejan exclusivamente los aspectos estratégicos más sensibles para Venezuela como su seguridad nacional interna y externa, militares cubanos tienen el rango de Generales de las Fuerzas Armadas Bolivarianas y el control absoluto de las llamadas milicias bolivarianas.
Según la Constitución venezolana en su artículo 234 “las faltas temporales del Presidente de la República serán suplidas por el Vicepresidente Ejecutivo hasta por noventa días, prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional hasta por noventa días más”; pero el Vicepresidente Elías Jaua, se ha negado a asumir y la Asamblea Nacional acepta que su presidente gobierne por teléfono o internet desde un país extranjero, lo que implica un desconocimiento absoluto de las normas constitucionales y una violación directa a los principios de la democracia.
Venezuela vive un clima de inestabilidad política y jurídica sin antecedentes en su historia. El país se encuentra al garete sin saber por cuánto tiempo más. ¿Es que el mandón de Miraflores se considera tan imprescindible que no puede delegar la Presidencia en quien le corresponde de acuerdo con la Constitución? ¿Será que desconfía de quien según la sucesión constitucional debía sustituirlo? Esto último no sería extraño porque el llamado a remplazarlo pareciera tener sus propias ambiciones. ¿En todo caso, cómo es posible que en el Gobierno y aquí incluyo a todos los poderes públicos, no ha habido nadie que se le pare y le diga: Presidente, usted debe designar un jefe de Estado interino mientras esté incapacitado para ejercer sus funciones?[1]
A las exigencias de la disidencia de que se cumplan las normas constitucionales sobre las ausencias y la sucesión presidenciales, la respuesta ha sido la consabida táctica del insulto, la diatriba y las amenazas. “Tenemos comandante para rato”. “La derecha nacional e internacional enloquecida, está frotándose las manos y haciendo gozo de la salud del Presidente, incluso hablando de la muerte del Presidente”, “No se hagan eco de la canalla. El comandante se está recuperando bien de su operación”[2].
A primera vista parece que la información de la enfermedad de Chávez ha sido mal manejada. El canciller Maduro, el Presidente de la Asamblea Nacional Soto y el hermano Adán Chávez se han pronunciado de manera oficiosa y oracular sobre el tema. El Ministro de Comunicación, Andrés Izarra, prácticamente no ha hablado. En lugar de información oportuna y transparente, el Estado “bolivariano” proporciona opiniones fragmentarias, que hacen predecible que el manejo de la información realmente corresponda a una estratagema política del bolivarianismo para recuperar terreno perdido con miras a las próximas elecciones presidenciales.
Chávez es un maestro de la oportunidad mediática. De ahí que el secretismo y dramatismo en torno a su enfermedad puede ser una estratagema publicitaria para lanzar su candidatura presidencial (2012) el día de su regreso de Cuba, el 5 de Julio. En ese día coinciden tres eventos de enorme importancia simbólica y psicológica que potenciarían su candidatura: 1. El Bicentenario de la Declaración de Independencia de Venezuela; 2. La primera Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que reúne a treinta y tres países hemisféricos en Caracas y que constituye un gran triunfo de su política exterior; 3. La Resurrección de El Salvador, que retorna de las tinieblas de la incertidumbre para salvar a su pueblo y La Patria[3].
En ese escenario también se ha puesto en discusión el tema de la sucesión de Chávez si este realmente tuviere que marginarse del poder. Según Heinz Dieterich, autor del ‘Socialismo del Siglo XXI’ e ideólogo del régimen bolivariano, Nicolás Maduro sería el candidato presidencial del PSUV, si Chávez no pudiera seguir gobernando. El canciller no tiene teoría ni cabeza estratégica, y como hombre de la realpolitik sabe sacudirse el yugo de la ética; pero es fotogénico, un buen practicante de la demagogia y ejecuta la política exterior de Chávez incondicionalmente. Maduro continuaría la nueva política de Chávez: socialdemocratísmo adentro y aceptación de la pax americana (dominio de Washington) en el patio trasero. Si Maduro no estuviere disponible, el posible candidato sería el eficiente Tarek el Aissami[4].
El bolivarianismo que ha dado muestras de despreciar cualquier ordenamiento legal, interno o externo, juega ahora contra el tiempo y el desgaste del socialismo reflejado en las graves crisis sociales y económicas, la última representada en los alzamientos en los centros carcelarios, que hacen previsible que para desvincularse de ese escandaloso fracaso de la Razón de Estado bolivariano, que representa el Presidente, no le conviene regresar ahora y generar una expectativa que apunte hacia otros lados, la oposición, las razones de ese fracaso.
[1] TAYLHARDAT, Adolfo R. ¿La salud de un presidente secreto de Estado? El Universal, miércoles 29 de junio de 2011. En: http://www.eluniversal.com/2011/06/29/la-salud-de-un-presidente-secreto-de-estado.shtml
[2] Ibíd.
[3] DIETERICH, Heinz. El delfín de Chávez para sucederlo es Nicolás Maduro. Informe 21. En: http://informe21.com/actualidad/heinz-dieterich-%E2%80%9C-delfin-chavez-sucederlo-poder-nicolas-maduro%E2%80%9D
FUENTE: colombiaopina.com
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