- Julio Portillo / Historiador |
Debemos decir con toda fuerza: basta. No es radicalismo, ni ir en contra de la tesis de la no confrontación.
Siguen ocurriendo cosas en Venezuela que dejan perplejos a quienes nos observan desde otras partes del planeta.
Que nos enteremos primero los venezolanos del verdadero estado de salud del jefe del Estado por los runrunes de Nelson Bocaranda, por el diario brasileño O Globo, por el Nuevo Herald de Miami, por la prensa alemana o por lo que dejan colar los cubanos desde la isla y no por un comunicado oficial, que debía haber dado la ministra de Salud y no el vicepresidente Jaua, es increíble.
Y al respecto debemos decir con toda fuerza: basta. No es radicalismo, ni ir en contra de la tesis de la no confrontación, exigir que no se le haga el juego al Gobierno, con misas, oraciones comunitarias, deseos públicos, declaraciones de la oposición, etcétera, hasta tanto no se conozca el nombre de los médicos que dicen atender y operar el cáncer de Chávez. Es razonable pensar que pudiéramos estar ante una treta electoral armada desde Cuba. Los presidentes de Argentina y Brasil fueron operados y hubo partes médicos oficiales. Chávez se enferma y cura cuando quiere. Por eso los humoristas han dicho que Fidel le recomendó: "Ya que no puedes dar casas, ni paz, por lo menos da lástima".
Pero lo más insólito de este tema es que los galenos venezolanos hayan permitido que se humille a la medicina nacional con los tratamientos en Cuba. El Colegio de Médicos de Venezuela ha guardado un silencio inaceptable. Vergüenza debiera darles.
Lo inusitado de todo no termina aquí. Bolivia reanudó sus relaciones con Washington. Ante el desastre de PDVSA, Brasil decidió ir adelante solo con la refinería Abreu e Lima de Recife; se volvieron a pudrir en Guacara, cien toneladas de alimentos importados de Brasil. Raúl Castro se reúne con senadores norteamericanos, mientras Chávez sigue su discurso antiimperialista. Ecuador y Brasil toman distancia del Alba, respecto a la situación de Siria, y Colombia parece no estar dispuesta a invitar a Cuba a la Cumbre de las Américas.
Chávez ha estrangulado el honor nacional. Por eso se ha rodeado de una camarilla de burócratas aduladores, que son los chacales de un pueblo a quien creen adormecido, pero que va despertando de las fantasías y de la uniformidad de pensamiento que quiso imponérsele.
FUENTE: laverdad.com
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