Opinión
Enrique Pereira
ND
El tiempo es relativo, cómo casi cualquier cosa de la que hablemos. Menos de 300 días para que lleguemos a un momento trascendental en la vida de este país, luce un tiempo muy largo para quien, montado en la silla de gobierno, debe enfrentar cada día los desastres que ha producido a lo largo de estos últimos trece años. Todo se le arrejunta. Desde los damnificados hasta los expropiados. Candelita aquí y candelita allá. Es prácticamente improbable que suceda un día en la que no contemos una nueva manifestación, tranca o protesta. El pueblo ruge, por debajo de las mentiras de este gobierno.
Un escándalo es sólo el preámbulo del siguiente. Todavía no nos recuperamos del estupor de escuchar a un Ministro hablarnos con descaro de la mejora de la seguridad –para acto seguido enterarnos de una cadena de secuestros y muertes violentas- cuando se nos viene encima el caso de los niños armados en el 23 de enero, con un diputado rojo riéndoles la gracia. Ahora a sombrerazo limpio se quieren quitar de encima este caso. Ayer unos cincuenta motorizados de este grupo violento, trancó la Avenida Universidad, muy cerca de la Asamblea. Este gobierno pierde a manos llenas la gobernabilidad. Aquí manda Fidel Castro, la Farc, la Piedrita y los pranes de las cárceles.
Chávez tendrá que aguantar nueve largos meses de inconformidades, de desastres, de escándalos, de corruptelas, de violencia sin control y de funcionarios que no trabajan emulando a su conductor, que sólo piensa en política. Así las cosas, cada día estaremos peor.
Mientras esto sucede, los candidatos de la cada día más fuerte Mesa de la Unidad siguen hablándole al país, para sembrar un mensaje de cambio. Con seis estilos de pensamiento y acción diferente, cada cual esboza su versión de país, que dista de parecerse a este recalentado sancocho ideológico que estos revolucionarios nos quieren imponer. El progreso de Venezuela no se logra expropiando galpones en Catia o congelando los precios de la crema dental.
Chávez no está bien, pero la noticia es que se va a poner peor.
A menos de dos semanas de las elecciones primarias, un país se baña de democracia para opinar por la vía de los votos. La bilirrubina revolucionaria llega a límites superiores, observando como la unión de un país nos lleva en la dirección adecuada para acabar con esta barrabasada que no podemos llamar gobierno. Chávez no podrá contener por nueve meses una situación que se le viene encima. Sus ojos hinchados y su papada recrecida, sólo alcanzan a repetir incesantemente que ganará las elecciones en octubre.
Este próximo domingo doce de febrero cada voto cuenta. No dejes de expresarte Venezuela.
@pereiralibre
Enrique Pereira
ND
El tiempo es relativo, cómo casi cualquier cosa de la que hablemos. Menos de 300 días para que lleguemos a un momento trascendental en la vida de este país, luce un tiempo muy largo para quien, montado en la silla de gobierno, debe enfrentar cada día los desastres que ha producido a lo largo de estos últimos trece años. Todo se le arrejunta. Desde los damnificados hasta los expropiados. Candelita aquí y candelita allá. Es prácticamente improbable que suceda un día en la que no contemos una nueva manifestación, tranca o protesta. El pueblo ruge, por debajo de las mentiras de este gobierno.
Un escándalo es sólo el preámbulo del siguiente. Todavía no nos recuperamos del estupor de escuchar a un Ministro hablarnos con descaro de la mejora de la seguridad –para acto seguido enterarnos de una cadena de secuestros y muertes violentas- cuando se nos viene encima el caso de los niños armados en el 23 de enero, con un diputado rojo riéndoles la gracia. Ahora a sombrerazo limpio se quieren quitar de encima este caso. Ayer unos cincuenta motorizados de este grupo violento, trancó la Avenida Universidad, muy cerca de la Asamblea. Este gobierno pierde a manos llenas la gobernabilidad. Aquí manda Fidel Castro, la Farc, la Piedrita y los pranes de las cárceles.
Chávez tendrá que aguantar nueve largos meses de inconformidades, de desastres, de escándalos, de corruptelas, de violencia sin control y de funcionarios que no trabajan emulando a su conductor, que sólo piensa en política. Así las cosas, cada día estaremos peor.
Mientras esto sucede, los candidatos de la cada día más fuerte Mesa de la Unidad siguen hablándole al país, para sembrar un mensaje de cambio. Con seis estilos de pensamiento y acción diferente, cada cual esboza su versión de país, que dista de parecerse a este recalentado sancocho ideológico que estos revolucionarios nos quieren imponer. El progreso de Venezuela no se logra expropiando galpones en Catia o congelando los precios de la crema dental.
Chávez no está bien, pero la noticia es que se va a poner peor.
A menos de dos semanas de las elecciones primarias, un país se baña de democracia para opinar por la vía de los votos. La bilirrubina revolucionaria llega a límites superiores, observando como la unión de un país nos lleva en la dirección adecuada para acabar con esta barrabasada que no podemos llamar gobierno. Chávez no podrá contener por nueve meses una situación que se le viene encima. Sus ojos hinchados y su papada recrecida, sólo alcanzan a repetir incesantemente que ganará las elecciones en octubre.
Este próximo domingo doce de febrero cada voto cuenta. No dejes de expresarte Venezuela.
@pereiralibre
FUENTE: analitica.com
Nueve meses más para que llegue el momento de contarnos. Visto con una óptica es un tiempo corto, con otra puede ser larguísimo.
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